Después de tres meses de arduos ensayos, logramos armar un repertorio de seis temas a los que, gracias especialmente a los arreglos en guitarra de José Echeverría, logramos dotar de un nuevo estilo, totalmente distinto a las versiones originales. Estábamos seguros de nuestro trabajo y decidimos presentar nuestro proyecto en sociedad.
La primera tarea para organizar el concierto fue conseguir un local, labor relativamente fácil pues rápidamente conseguimos el apoyo del Bar Yacana que nos cedió una fecha. Sin embargo, el siguiente paso era más difícil, pues debíamos encontar dos bandas para completar el cartel de la noche.
Ese detalle era más complicado porque queríamos encontar grupos que sean nuevos como nosotros y cuyo sonido tenga carácter y contundencia sin dejar de primar lo melódico sobre la estridencia (apuesta más que arriesgada en la escena independiente limeña, pues es fácil que te califiquen de "comercial" si decides seguir estos caminos)
Felizmente, pronto encontarmos compañeros de viaje, pues Cuarto sietema, una banda de sonido grunge de Lima Norte a la que pude contactar, y los Argonautas, un grupo de modern rock cuyo vocalista, Rodolfo Vilchez, era buen amigo de Josè, aceptaron el desafío.
La última pieza del rompecabezas era presentar al concierto como una propuesta de espectáculo distinta a través de los afiches y volantes que sirvirían para difundirlo. Para ello contamos con el apoyo de Christian "audiomantra" Suarez, quien supo plasmar una estética alejada del hegemónico punk del Centro de Lima, utilizando en su trabajo, colores vivos y dibujos emparentados con el anime, algo, a decir verdad, poco usual por estos lares, porque la mayoría de grupos optan por simples fotos como fondo de sus logos y los de sus auspiciadores, si es que éstos existen, a la hora de conceptuar el arte de su publicidad gráfica.
El día del concierto, las tres bandas estuvieron puntuales para realizar la prueba de sonido correspondiente, los Argonautas fueron los primeros en hacerla con un tema bastante bueno llamado Nicole y encontraron rápidamente la ecualización que buscaban.
Supuestamente el resto de grupos proseguiría, pero no contamos con que, como inesperado preludio a nuestra presentación, un grupo de poetas ya había resrvado el local como escenario de sus tertulias y el tiempo apremiaba si objetivo era que todos pudieramos tocar nuestros repertorios totalmente y sin sobresaltos.
Aquellos aficionados a la literatura llenaron el local, pero gregarios como ellos solos, tal como llegaron en grupo, así se fueron, dejando sólo algunas mesas con gente curiosa de ver lo que lo que les teníamos preparado para esa noche.
Sin embargo, esa no era la primera broma que el azar nos tenía preparada. Los primeros en subir al escenario fueron Cuarto Sistema y, justo a la hora de empezar, una falla en el amplificador de la guitarra principal retrasó el programa un buen rato, pues tuvimos que usar, de emergencia el viejo equipo del local que ya tenía cumplidas, hace rato, sus horas de servicio. Felizmente, la banda salió adelante y, a pesar de que no había mucha gente, hicieron una buena presentación.
El turno siguiente fue de Ausencia. Mientras preparábamos todo sobre la tarima, fue más que grato ver algunos rostros conocidos entre el público, todos amigos, como Cesar N y especialmente Julio Bringas, bajista de Justicia Inmoral y sobre todo, ex batero de 1252.
Tuvimos la suerte de contar con un público más numeroso que acogió de buena gana todas las canciones que tocamos aquella noche. Para ser la primera vez que Pepe Echeverría, usualmente bajista, tocaba la guitarra en una banda, tuvo un desempeño más que aceptable. Sin mencionar a Erick Rivadeneyra, cuya primera colaboración en un grupo de rock como baterista, obtuvo nota por demás aprobatoría.
La noche se cerró con los Argonautas que demostraron ser un grupo de sonido bastante compacto y bien definido, sorprendiendo a quienes tuvieron la grata experiencia de escucharlos por primera vez y confirmando la buena impresión que de ellos tenía,el grupo de seguidores que los acompañaron a esta presentación.
Al final, el saldo fue positivo, pues todos terminaron más que satisfechos y dispuestos a repetir el plato en una próxima ocasión. Bien dicen por allí que se hace camino al andar (o en nuestro caso tocar) pero a decir verdad, tuvimos la suerte iniciar nuestro camino entre amigos.
Juan Alfonso.