lunes, 22 de octubre de 2007

Golpe de Timón.

El siguiente concierto salió gracias a una invitación de Rafo Ráez y los Paranoias, para que abrieramos un concierto suyo y de Justicia Inmoral. A último minuto, siempre surgieron problemas, pues uno de los auspiciadores falló en completar la batería que se utilizaría aquella noche. Sin embargo, la buena disposición de Erik, quien accedió de buena gana a llevar parte de su batería al concierto, permitió que el problema quedara sólo en anécdota.
El evento se inició puntualmente y, antes de subir al escenario, los organizadores nos aseguraron que cualquier problema de ecualización o sonido había quedado descartado, pues se contaba con el concurso de un ducho sonidista que se encargaía de mover las perillas detrás de la consola para todos los grupos.
Con confianza en lo que habíamos escuchado, iniciamos nuestra participación tocando sólo cinco temas. Sin embargo, fue fácil notar que, sobre todo en nuestras primeras dos canciones, fuimos usados como conejillos de indias, pues las fallas de sonido, atribuibles principalmente al desempeño del operador de consola, eran más que evidentes.
Aún así, continuamos con nuestro repertorio, no obstante que ya sabíamos que aquél ,supuestamente experimentado, sonidista, no quería hacer gala de sus habilidades aquella noche, por lo menos, no con nosotros.
Todo lo anterior se confirmó cuando, al subir los otros grupos al escenario, los problemas de consola desaparecieron, pues la capacidad de aquél perillero reapareció repentinamente en cada canción de los grupos anfitriones.
La sensación que nos dejó aquella noche fue que para una próxima oportunidad no dejáramos cabos sueltos ni confiaramos en los supuestos pergaminos de aquellos que fungen como sonidistas, por lo menos, no sin antes confirmarlo en una buena prueba de sonido.
A pesar de todo aquello, las cosas parecían ir más o menos bien, sin embargo, inesperadamente Pepe Echeverría recibió una oferta para tocar en un grupo de cumbia. Obviamente al hacer un rápido análisis costo beneficio, aceptó de buena gana la propuesta, pues la Cumbia es un género más rentable que el rock y con más razón si se tiene ya una responsabilidad como jefe de familia
Cuando todo iba más o menos bien, Pepe Echeverría recibió una oferta para tocar en un grupo de cumbia. Obviamente al hacer un rápido análisis costo beneficio, aceptó de buena gana la propuesta, pues la Cumbia es un género más rentable que el rock y con más razón si se tiene ya una responsabilidad como jefe de familia.
Ante la nueva circunstancia, decidimos buscar nuevo guitarrista. Una mañana, después de varias cervezas de por medio y una larga conversación, logré convencer a Luis Astudillo (guitarrista de 1252 y compañero mío en la composición de los temas de la banda) para que se incorporara a Ausencia. Con su aporte, los temas se alejaron de las vertientes POP y retomaron tintes grunge, adecuadamente temperados con matices new wave y post punk, pues el prducto final en cuanto a repertorio, luego de un proceso de negacioación no excento de contusos y heridos, fue una curiosa síntesis entre los temas del viejo 1252 y las versiones de Ausencia.
Sin embargo, éramos conscientes de que necesitabamos un ingrediente más para dotar a las canciones del carácter del que carecían. Nuestro primer intento para enfrentar este problema fue convocar a Christian Audiomantra para que toque teclados en la banda. En honor a la verdad, sus aportes eran interesantes, pero su reticencia a tocar los temas de nuestro repertorio y su obstinación en intervenir sólo canciones nuevas, desgastó de a pocos su relación musical con el grupo y decidió partir luego de algunos ensayos.
La apuesta siguiente fue buscar a Alan Arellano, ex primera guitarra de 1252 y responsable de los matices "metaleros" en la mayoría de las canciones de aquel grupo. A pesar que el primer ensayo con su participación resultó bastante bien, la diferencia de caracteres entre él ( que buscaba un sonido parecido a 1252) y Roberto, que consideraba que aquellas versiones serían un retroceso, pues quería preservar aquel sonido POP con el que Ausencia se había iniciado, generó un conflicto parecido a una guerra fría pues ninguno de ellos hacia pública su incoformidad con el otro. Como resultado, so pretexto de falta de tiempo, Alan se alejó de la banda, dejándo todo, de nuevo, a fojas cero.
Sin embargo, a la tercera fue la vencida y encontramos en Harold Tejada, un joven guitarrista que , por casualidad es mi primo, aquel estilo que dotaba de contundencia a nuestras canciones, pero sin llegar a ser demasdo pesadas.
Con esta nuva formación nos avocanos a preparar nuestra reaparición, pues este proceso de entradas y salidas llevó varios meses, pero por fin parecía que andabamos por buen camino en la búsqueda de nuestro sonido.
Juna Alfonso.

La Revancha.




Despues del traspies de Barranco, decidimos retormar a territorio conocido y organizamos un concierto en el Yacana con el mismo cartel que tuvimos en el concierto debut. La organización fue similar a la de aquella vez: Un afiche llamativo, esta vez reminicencias dark bastante explícitas, cortesia de Christian Audiomantra. Además contamos con el apoyo de Raúl Loza en lo referido ala promoción virtual del evento en la intermet.

Todo esto permitió generar buena expectativa entre la gente. Prueba de ello fue que al momento de llegar al local el día del concierto, las tres bandas encontramos sorpresivamente una buena concurrencia.
Sin embargo, como np podía swer de otro modo, el azar nos tenía una sorpresa. Al momento de llegar no había nadie que nos ayude a preparar el espectáculo, es decir, lo que se refiere a armar la batería, hacer sonido y demás detalles vitales para que la velada tenga exito.
Sin embargo, las tres bandas pusimos manos a la obra y cubrimos cualquier cabo suelto. Un detalle digno de mencionar es que la concurrencia hizo gala de bastante paciencia y supo esperar que todo estuviese listo.
El primer grupo que subió al escenario fue Cuarto Sistema, cuyo repertorio grunge tuvo buena aceptación entre el público; especialmente cuando tocaron temas propios como el trepidante Serotonina y un divertido "cover", a su estilo, de auel bolero cantinero de Los Morunos llamado Motivos.
El turno siguiente fue nuestro y una inesperada ovación por parte del público, nos dio la confianza suficiente para empezar de buen ánimo. El repertorio incluyó nuestras canciones post punk como La inefable Nostalgia Anhelada o Desearía, así como también la contrundencia punk de un tema como Lamento.
No obstante, la canción más comentada y aprobada de nuestro repertorio fue aquel alegato contra el amor no correspondido de un hombre hacia una mujer, llamado Perra.
Los Argonautas cerraron la noche tocando ocho temas con la aceptación de sus seguidores que llegaron en buen n+umero al concierto. La anédota fue que luego de ver la entusiasta respuesta de la audiencia, Rodolfo, vocalista de la banda, admitío que tendrían que reconsiderar su apresurada decisión de disolver la banda.
Al final, este concierto fue una reivindicación con nostros mismos y nos dimos cuenta que no estábamos solos en este sinuoso camino de hacer música y que, por lo tanto, podíamos contar con nuestros amigps cada vez que hiciera falta.

Juan Alfonso.