La oportunidad para nuestra primera incursión fuera del Centro de Lima llegó de la mano con la invitación de Cuarto Sistema para que abréramos un concierto suyo en el Bar Mochileros, un acogedor, aunque pequeño, local ubicado en el sótano de una casona barranquina.
Los anfitriones habían logrado armar un cartel, que en teoría, podría atraer gente. Por un lado, se contactaron con una banda de chicas llamada Fadas, que estaban próximas a presentar su primer disco y que tenían el merito de ser una de las pocas Girl Bands sobrevivientes de aquella divertida movida limeña que se inició con grupos como Las Tabas hace unos años; y que compartían aquel espíritu punk del do it yourself, pero atemperado adecuadamente con una dosis de POP, Indie(si este género existe) o Modern Rock.
Por otra parte, el impredecible, pero talentoso ¿cantaautor? Rafo Raez había accedido a participar en el espectáculo presentando parte de su producción como solista; lo cual, aparentemente, aseguraría que una buena cantidad de sus seguidores nos acompañen el día del concierto.
Los anfitriones habían logrado armar un cartel, que en teoría, podría atraer gente. Por un lado, se contactaron con una banda de chicas llamada Fadas, que estaban próximas a presentar su primer disco y que tenían el merito de ser una de las pocas Girl Bands sobrevivientes de aquella divertida movida limeña que se inició con grupos como Las Tabas hace unos años; y que compartían aquel espíritu punk del do it yourself, pero atemperado adecuadamente con una dosis de POP, Indie(si este género existe) o Modern Rock.
Por otra parte, el impredecible, pero talentoso ¿cantaautor? Rafo Raez había accedido a participar en el espectáculo presentando parte de su producción como solista; lo cual, aparentemente, aseguraría que una buena cantidad de sus seguidores nos acompañen el día del concierto.
Sin embargo, algunas de las piezas del rompecabezas de la organización de este evento comenzaron a brillar por su ausencia. Por ejemplo, no hubo mucha publicidad debido, tal vez, a que se tuvo excesiva confianza en que los fans del Raez asegurarían la noche, lo cual hizo que la entrada fuera fijada en S/.10 nuevos soles (monto excesivo si me preguntan, considerando que el cartel tenía a tres bandas nóveles y un trovador en solitario, un MARTES por la noche) .
La noche del concierto todas las bandas estuvieron puntuales, pero, como no podía ser de otra manera, la anécdota de la noche fue que no se pudo conseguir un amplificador de bajo, lo cual obligó aque la voz y este instrumento comparieran un mismo canal de salida, con todas las dificultades en ecualización que eso acarrea y sobre todo, con la molestia de nuestro bajista, cuyo carácter se tornó más irritante que de costumbre.
A pesar de todo aquello, las pruebas de sonido salieron bastante bien, con sólo las mesas como testigos, claro, y todo quedó listo para comenzar.
Sin embargo, no contamos con que la "competente" administración del local había decidido organizar ese mismo día, por aniversario, gratuitamente y en las afueras del local, un montaje de teatro experimental, con Jimena Lindo como protagonista y en el cual, esta talentosa actriz no sólo hacía gala de sus indiscutibles habilidades actorales, sino que también dejaba ver sus muy apreciables atributos físicos.
Todo esto afectó seriamente la afluencia de público a nuestro concierto, sin contar que la administración exijía que empezaramos luego de la obra de teatro, lo cual era más que un sacrificio considerando lo caro de la entraday que ya eran las doce de la noche.
Luego de finalizado el montaje, el lider de Los Paranoias se subió al escenario aprovechando la poca gente que había en el local y tocó varios de sus temas con algo de aceptación entre los presentes.
La banda sigueinte fue Ausencia, que tocó tan solo tres temas pues al irse Rafo, la poca gente que aún quedaba se fue de a pocos hasta quedarse sólo los mozos y el el silencio como audiencia.
En ese momento, los chicos de Cuarto Sistema decidieron dar por terminda la desastroza velada, incluso sin haber tocado algúno de sus temas.
A decir verdad, quedamos en deuda y, a pesar de los resultados, tercos como somos, decidimos sacarnos el clavo organizando otro concierto al mes siguiente y levantarnos de este tropiezo. Total, a veces, es bueno creerse aquello de que la luz está al final del tunel. Sobre todo, después de esa noche.